La piel como un lienzo
Palabras clave:
piel, lienzo, Luis Enrique PieriniResumen
Otras veces se me ocurre que mi inclinación se debió a que yo siempre vi la piel como un gran cuadro donde el pintor según su escuela hubiese dispuesto las lesiones elementales ya de una manera armoniosa, como ocurre en la pitiriasis rosada, en el secundarismo de la sífilis, en la psoriasis o en las micosis superficiales, cuidando de la forma, el color y el brillo, ubicándolas de acuerdo con algún plan preestablecido de localización. Había allí algo así como un cuadro del Renacimiento, fijado y casi inmutable. En otros procesos se me ocurría que las lesiones se disponían menos nítidamente, un tanto esfumadas y al parecer menos prolijas, como en los cuadros impresionistas de la parapsoriasis, la pitiriasis versicolor o la cutis marmorata. Otras veces se remedaba a la escuela flamenca, llena de claroscuros, como en la lepra tuberculoide o en la reticulosis. Y otros la anárquica y embarullada geometría del surrealismo, como se ve en las patomimias. Y adivinábamos la llegada posterior del “encolado” caprichoso y arbitrario de las neoformaciones tumorales o névicas, de las micosis profundas. O el espanto de la necrólisis epidérmica, de la piodermitis gangrenosa, de los pénfigos que parecen haber sido hechos por un seudoartista destructor de los cánones de la estética, de la armonía y de la belleza.
Citas
I. Pierini LE. Cincuenta años de dermatología. Arch Argent Dermatol 1973;23:1-9.
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